23 enero 2010

La mediatriz

Echaba de menos escribir, me repetía cada semana:
"Vamos, escribe algo"
Pero siempre tenía algo que mejor que hacer. Y ¿qué es mejor que desahogarme escribiendo?
Pues muy sencillo, disfrutar de lo que va ocurriendo, de cómo evoluciono y evoluciona todo. Han sido dos muy buenos meses. Pero como bien es sabido, sólo escribo cuando algo me inquieta, me entristece, me motiva. Me he topado con la mediatriz.
Definiendo con algunas libertades este término, es para mí el punto en el que convergen los arietes que tratan de derribar mis paredes, el lugar más estrecho y apurado de toda mi circunstancia. Es donde, si no esquivo los golpes, me arrinconan. Es un punto en el que hacía mucho que no me encontraba y que pocas veces me pilla desprevenida como hoy. Posiblemente porque he encontrado dónde estar para que no me alcancen esos golpes. Más que dónde, con quién.
Ha sido tremendamente difícil superar el mes de noviembre por el caos emocional que me supuso. Ha sido un mes estresante el de Diciembre, una Navidad agradable la de 2009-2010, un primer mes del año muy movido. Estos últimos días he aprendido mucho (un poco más de lo nuevo de cada día) y por ello he pensado mucho (sí, lo sé, no lleva a nada bueno). Sin embargo, lo que más me preocupaba pude arreglarlo con quien no me alcanzan los golpes, porque puedo arreglar casi todo lo que me carcome hablando con él. Pero (pero, pero, pero), a pesar de que es enorme la suerte que tengo de tener a alguien que entienda las dimensiones de lo que a mí me pasa por la cabeza, cuando me encuentro sin él comienza el mono. Y la dependencia no me deja escurrirme de entre los arietes a otro punto seguro e independiente, en el que poder entender lo que me preocupa. Y ahí estoy, en la mediatriz.
Aunque no creo que tarde mucho en salir, es un punto muy pequeño y no me gusta estar encerrada entre cristales.
Buenas noches, Shaisha.