28 marzo 2010

The game

No se qué palabras escoger para expresar las razones de no haber cumplido con mi propósito, expresado en la anterior entrada. He estado enferma, sólo me he sentado ante el ordenador para desconectar jugando o para curro de clase, no he llegado a ninguna aporía nueva pensando y he tenido muchas cosas que hacer. Pero no me tengo que disculpar con nadie, y eso es algo que se aprende. Y aprendemos constantemente; de hecho hoy soy un poco más sabia que ayer, y adoro ver transformaciones en mi forma de ser. There it goes...
¡De nuevo sin palabras, es increíble! Y ahora me sonrío... Tengo la boca llena de emociones que expresar y sentimientos que transmitir, pero no tengo las herramientas para verbalizar. Es, es, es un BOOM de pensamientos. No voy a obligarme a escribir en el blog, ni siquiera mis antiguas motivaciones pueden. Escribiré cuando me plazca, ¿para qué prometerme nada?
Soy libre y quiero tocar el cielo. Y seguir aprendiendo. Aprendiendo a amar y a tratar con la gente. Todo aquello de la adolescente observadora y analítica son chorradas, no quiero ser un sistema de etiquetas. Quiero ser yo misma y no tener que buscar las palabras que me describan, no quiero sentirme especial en un sentido negativo; quiero creer que todo el mundo es diferente y se que solo hay algunas personas que merecen.
Quiero fallar y rectificar, sobre todo rectificar porque implica que he aprendido. Quiero cuidar lo que quiero. Quiero hacer lo que quiero. No tengo que hacer lo que los demás. Mi cuerpo está libre de peso porque he superado una barrera más. Y era una maldita barrera enorme. Así que me la pela si mi forma de ser puede molestar a alguien, porque he perdido el miedo a actuar y adoro ser yo misma, y hacer y hacer y hacer y hacer, y no chocarme una y otra vez con las paredes de mi cráneo. Porque no decidir era una decisión aburrida y triste.
¡Hola! Estoy aquí, Shaisha.