Despierto y entreabro los ojos, apenas veo pues el sueño me nubla la vista. No hay lámparas, focos o ventanas, pero la habitación está extrañamente iluminada. No hace ni frío ni calor... no corre el aire, no se oyen ruidos pero el silencio no es del todo audible. Estoy sola, si, pero acompañada. Acompañada de una nube de pensamientos. ¿Dónde estoy? Trato de abrir algo más mis ojos. Es una habitación cúbica de color purpúreo, con una puerta más clara en uno de sus lados. Estoy en la esquina, recostada y aturdida, pero por alguna extraña razón motivada para seguir adelante por esa puerta y descubrir si hay alguien más.
Esta puerta es lila por mi lado y fucsia por el otro. Esta habitación es como granate y es muy cálida. Recuerdo cuando era pequeña y aquel chico me sonreía. Aquella noche a los 17 que conocí el amor como nunca lo había hecho. Los recuerdo tiernamente, no como algo malo aún sabiendo que no tubieron un final feliz. Parece haber una puerta más pequeña enfrente de color rojo anaranjado. Al abrirla descubro una habitación amarilla. Hay dos puertas, dos oportunidades de elegir. Son pequeñas y yo soy bastante grande comparada con ellas. Siento que puedo hasta derribarlas. Una es de color azul y la otra es de color verde. La azul parece estar en paz, aunque algo triste... me trae mi lado más sensible a la mente al acercarme y tratar de sentir sus vibraciones, si me dice algo... Pero al mirar a la verde siento que quiero entrar, me invita a conocerla y eso me entusiasma. Ese color me da confianza, como si nada me fuese a pasar. Y me decido por ella porque sino perdería la oportunidad de entrar en tan atrayente habitación.
Esta habitación es tan verde que me dan ganas de reír y gritar, de sonreírle a la puerta de allá de dar saltos y volar... y entonces caigo rendida de tanto moverme y decido seguir por la habitación verde oscura que hay tras esta puerta.
Es diferente a las demás, especial y única. Es arte... arte en mi mente... arte que dibujar. Hay un rotulador y mucha pared por delante. Así que plasmo entre las aristas de este cubo los dibujos de mi mente a través de esta inspiración transmitida a mi imaginación. Cuando acabo, tras este folclore de imágenes escondida, paso a la habitación contigua. Esta tiene tonos crema, y la serenidad que siento al entrar me hacen sentir muy cómoda en soledad pero a la vez capaz de hablar con quien me quiera escuchar. Mi mente está despierta pero yo me empiezo a adormilar...
Despierto en una habitación negra que tiene una puerta abierta. Hay poca luz, la justa que entra por la puerta. Nadie me ve y eso me hace sentir a gusto con este entorno. Tras la puerta está la calle... la realidad en la que vivía hace apenas una hora, unos minutos... No hay miedo.
Este texto es acerca de los colores y su significado y me apetecía entrenar un poco mi expresión con él. Es tarde, me iré a dormir. Buenas noches, Shaisha.