Yo cansada. ¿Y tú?
Pienso mucho, es un hecho. Si dejo de hacerlo durante una temporada es porque me distrae el azar de la vida, pero siempre vuelvo a pensar. Voy a tratar de soltar todo lo que me ronda desde hace unos meses.
Cada vez resulta más absurda la existencia. Ayudadme a encontrar el sentido.
Vivir me cansa, mucho. No hablo de dolor, ni de amor. Llevada por la abstracción, observo las pasiones como reacciones químicas. Me siento tan ajena a todo a ello, y a la vez tan sujeta. No hablo de querer dejar de vivir, nunca sería tan egoísta. No soy insensible, siento el dolor y el amor como cualquier otro, puede que incluso más intensamente. Pero incluso creer en mí misma me hace sentirme desigual, descolocada. Soy demasiado consciente de mi forma de actuar, incluso mientras reacciono. Lo veo desde fuera y no puedo alterarlo, ni quiero, actúo como actúo. ¿Pero qué soy? Sólo una ameba más, relacionándome, alimentándome y reproduciéndome.
¿Qué hay de bello en la vida? Cuando sólo eres capaz de verlo desde fuera, pierde algo de sentido eso de sentir.
No quiero ser los demás, no sé ser los demás. No puedo homogeneizarme con la masa, tampoco allí encontraría un lugar. No me gusta sentirme como si fuese extranjera, pero me gusta la extrañeza.
La soledad cósmica y religiosa que nos abruma desde tiempos inmemorables me hace pensar en la configuración del mundo, nuestra ética, nuestras leyes y nuestra forma de entender la naturaleza. Podría haber sido incalculablemente diferente; es todo tan complicado y a la vez tan vulgar. Somos pequeños, insignificantes, llamamos derechos a nuestras acciones para justificarlas, pero tenemos tantos derechos como los que no tenemos. Todo se reduce a vivir por vivir los sentimientos...
Pero qué tiene de bella la vida cuando sólo veo la belleza como un sentimiento sin sentido.
Buenas noches, Shaisha. Sigo buscando. O simplemente esperando.
Cada vez resulta más absurda la existencia. Ayudadme a encontrar el sentido.
Vivir me cansa, mucho. No hablo de dolor, ni de amor. Llevada por la abstracción, observo las pasiones como reacciones químicas. Me siento tan ajena a todo a ello, y a la vez tan sujeta. No hablo de querer dejar de vivir, nunca sería tan egoísta. No soy insensible, siento el dolor y el amor como cualquier otro, puede que incluso más intensamente. Pero incluso creer en mí misma me hace sentirme desigual, descolocada. Soy demasiado consciente de mi forma de actuar, incluso mientras reacciono. Lo veo desde fuera y no puedo alterarlo, ni quiero, actúo como actúo. ¿Pero qué soy? Sólo una ameba más, relacionándome, alimentándome y reproduciéndome.
¿Qué hay de bello en la vida? Cuando sólo eres capaz de verlo desde fuera, pierde algo de sentido eso de sentir.
No quiero ser los demás, no sé ser los demás. No puedo homogeneizarme con la masa, tampoco allí encontraría un lugar. No me gusta sentirme como si fuese extranjera, pero me gusta la extrañeza.
La soledad cósmica y religiosa que nos abruma desde tiempos inmemorables me hace pensar en la configuración del mundo, nuestra ética, nuestras leyes y nuestra forma de entender la naturaleza. Podría haber sido incalculablemente diferente; es todo tan complicado y a la vez tan vulgar. Somos pequeños, insignificantes, llamamos derechos a nuestras acciones para justificarlas, pero tenemos tantos derechos como los que no tenemos. Todo se reduce a vivir por vivir los sentimientos...
Pero qué tiene de bella la vida cuando sólo veo la belleza como un sentimiento sin sentido.
Buenas noches, Shaisha. Sigo buscando. O simplemente esperando.