23 marzo 2009

Yo cansada. ¿Y tú?

Pienso mucho, es un hecho. Si dejo de hacerlo durante una temporada es porque me distrae el azar de la vida, pero siempre vuelvo a pensar. Voy a tratar de soltar todo lo que me ronda desde hace unos meses.
Cada vez resulta más absurda la existencia. Ayudadme a encontrar el sentido.

Vivir me cansa, mucho. No hablo de dolor, ni de amor. Llevada por la abstracción, observo las pasiones como reacciones químicas. Me siento tan ajena a todo a ello, y a la vez tan sujeta. No hablo de querer dejar de vivir, nunca sería tan egoísta. No soy insensible, siento el dolor y el amor como cualquier otro, puede que incluso más intensamente. Pero incluso creer en mí misma me hace sentirme desigual, descolocada. Soy demasiado consciente de mi forma de actuar, incluso mientras reacciono. Lo veo desde fuera y no puedo alterarlo, ni quiero, actúo como actúo. ¿Pero qué soy? Sólo una ameba más, relacionándome, alimentándome y reproduciéndome.

¿Qué hay de bello en la vida? Cuando sólo eres capaz de verlo desde fuera, pierde algo de sentido eso de sentir.

No quiero ser los demás, no sé ser los demás. No puedo homogeneizarme con la masa, tampoco allí encontraría un lugar. No me gusta sentirme como si fuese extranjera, pero me gusta la extrañeza.

La soledad cósmica y religiosa que nos abruma desde tiempos inmemorables me hace pensar en la configuración del mundo, nuestra ética, nuestras leyes y nuestra forma de entender la naturaleza. Podría haber sido incalculablemente diferente; es todo tan complicado y a la vez tan vulgar. Somos pequeños, insignificantes, llamamos derechos a nuestras acciones para justificarlas, pero tenemos tantos derechos como los que no tenemos. Todo se reduce a vivir por vivir los sentimientos...

Pero qué tiene de bella la vida cuando sólo veo la belleza como un sentimiento sin sentido.

Buenas noches, Shaisha. Sigo buscando. O simplemente esperando.

03 marzo 2009

Horas de sueño

Pagamos el estrés del día con horas de sueño perdidas. Y aunque no nos beneficie ni el pago ni lo pasado, realizamos el intercambio sin poder evitarlo. A menudo la principal razón es la búsqueda de una solución para nuestros problemas. A menudo no la encontramos. Y nos agotamos tanto que acabamos durmiéndonos. Pero a veces no nos deja ni dormir tranquilos, y nos desvela antes de que suene el despertador, para darnos tiempo a retomar nuestras preocupaciones y empezar otro día más pasando ese estrés para pagarlo por la noche.

Es un alto precio, pero no queda toda la cuestión aclarada con esto.

Para anular el estrés, más que buscar soluciones hay que racionalizar e identificar los sentimientos, desahogarlos, y hallar una forma de canalizarlos y repararlos, de manera que queden resueltos de la mejor forma posible. Así es como reducimos el pago. Pero necesitamos de alguien que nos haga sentir mejor, que nos quiera escuchar y, sobre todo, que nos quiera entender. No sirve de nada desahogarse, contar cómo nos sentimos, para quedarnos mejor con nosotros mismos, si se dirige a la persona equivocada y se deja caer toda la carga de nuestras emociones sobre sus hombros.

Y yo me canso tanto emocionalmente...
Buenas noches, Shaisha.